Las olas de la vida




Hace un tiempo, veraneando en Brasil, tuve la oportunidad de practicar SUP (Stand Up Paddle Surfing). Es un poco costoso mantenerse en pie, y requiere de mucho equilibrio. Aún así, realmente lo recomiendo. ¡Me divertí mucho!

El mar estaba bastante tranquilo. Algunas olas rompían cerca de la orilla; pero, no mucho más adentro, todo era calma. Fui más profundo, y disfruté. Sensaciones únicas, en el horizonte las montañas, agua clara, paz. Sólo cantaba y me dejaba enamorar por ese paisaje encantador.

De repente, una ola salió de la nada y dejé de tener el control. Sin siquiera poder reaccionar, caí de la tabla. Y, creyendo que aún hacía pie, empujé con fuerza mi cuerpo, con la idea de llegar a la arena e impulsarme de nuevo a la superficie. ¡ERROR! Estaba muy profundo y ¡sólo me hundí más!

Primero sentí desesperación, pero elegí concentrarme, tranquilizarme e intentar nadar. Efectivamente, todo estuvo bien después. (Excepto el agua que tragué. Diuj) En pocos segundos, toda una historia.

Y esto me hizo pensar en las veces en las que sentimos que nos hundimos, ahogándonos bajo nuestra propia piel. Incluso, llegamos a sentir dolor en el pecho. Podemos sentir esa desesperación. Pero, en esas circunstancias, intentemos tranquilizarnos. Aunque nos sintamos presionados por todo el peso del agua, confiemos que pronto estaremos nuevamente sobre toda adversidad.



Hay dos canciones que me gustan que reflejan un poco este sentimiento:



¿Por cuánto tiempo he estado en esta tormenta?
Tan abrumado por la forma indefinida de este océano
El agua está haciendo más difícil que me mantenga de pié
Con todas esas olas rompiendo sobre mi cabeza. 

Si tan solo pudiera verte

Todo estaría bien
Si te pudiera ver
Esta oscuridad se convertiría en luz.

Yo voy a caminar sobre el agua
y tú vas a atraparme si yo caigo
Y yo me voy a perder en tus ojos
Sé que todo va a estar bien
Sé que todo está bien



Todo empieza respirándote
Todo empieza respirándote a Ti 
profundamente 
Me he estado ahogando debajo de mi piel
Nadie excepto Tú puede salvarme

Mi debilidad es mi honor, no mi vergüenza 
Inclinarme es mi porción, no mi dolor
Estaba frenética hasta que Tú cambiaste el ritmo
No me darás más de lo que pueda soportar


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